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Los orígenes del Pan de Cea

Transcurría el año 813 de la era cristiana en que siendo Teodomiro obispo de Iria Flavia y Alfonso II el Casto rey de Asturias y Galicia se descubre el sepulcro del Apóstol que tanto a contribuido al desarrollo de nuestra región.Surgen de todas partes las perigrinaciones que enriquecen a nuestra Galicia con la influencia de nuevas culturas a través del Camino de Santiago.

Para nuestro pueblo Cea fue como un despertar de un largo sueño por encontrarse en la ruta de esos caminos que conducen al campo de la estrella ( Santiago), denominado la Ruta de la Plata , transformandose muy pronto Cea en parada obligada por sus Mesones, y, su población ante la demanda de los viajeros peregrinos nacen pequeñas industrias como casas de curtición o tenería y pequeños telares de lana y lino llegando a ser famosos los trabajos artesanales de sus telares. En 1.286 ya encontramos a Cea distinguida con el título de Villa y en privilegio otorgado por Sancho IV al abad de Oseira, Don Ares se le concedía a nuestro pueblo una feria mensual, y se construyen allí molinos, casas, celeiros y se implantan unos hornos; Siendo una de las primeras ferias de Galicia, pués ciudades como Pontevedra no lo consiguen hasta 1.467, por privilegio de Enrique IV y A Coruña hasta 1.503 anticipandose también varios siglos a la de Maside que empieza a celebrarse hacia 1.565 y la de Carballiño en 1.670. También la vocación panadera de su población surge por estas datas dando comienzo la construcción de Hornos y molinos. Los hornos se arremolinaban en las distintas partes del pueblo unos muy cerca de otros siendo de propiedad comunal por semanas, haciendose dueña del horno la familia que le correspondía la semana, teniendo los demás comuneros que solicitar la vez para poder utilizar dicho horno. El dueño de esa semana cobraba una pequeña cantidad o nada según la amistad que tuvieran las familias. Durante años el uso del horno era pagado con una pieza de pan o poia naciendo por tanto en estos siglos el nombre con que todavía los moradores de este pueblo solemos darle a la pieza del pan de Cea.

Los molinos también se arremolinaban a lo largo del río silvavoa pasando el agua de unos a otros a través de edificaciones artesanales conocidas con el nombre de chapacuñas, los molineros cobraban su trabajo de moler por medio de lamaquía medida de madera que según su forma de llenado podía sacar unos gramos más o menos, por cada tega , medida de madera con que se medían los granos de trígo se sacaba una maquía de harina; Estos molinos daban al grano una muturación lenta dadas las pocas revoluciones que la fuerza del agua producía en las piedras de moler por lo cual la harina a penas se calentaba, lo que influía en el buen hacer del pan.

Los hornos lo mismo que los molinos con el paso del tiempo han ido desapareciendo quedando de unos 30 que llegarón ha existir unos 10, siendo restaurados algunos de ellos por el ayuntamiento para ser conservados como museos; Las familias panaderas en la actualidad tienen sus hornos particulares que conservando su tradición están actualizados a las medidas sanitarias actuales.

Los molinos casi todos han desaparecido bajo la inclemencia y el paso de los años y el abandono de los mismos.

Analizando el saber de nuestros ancestros panaderos a través de estos siglos de existencia nos admiramos por la conservación tradicional de muchas palabras que através de estos siglos pasaron simultaneamente de padres a hijos llegando hasta nuestros días y que la nueva ciencia de Antropología nacida en el siglo XIX como diría mi viejo profesor “XOCAS” , para mi Don Joaquín, estudiaría en la rama de Etnología. Para comprender a estas gentes panaderas que a través de estos siglos han vivido en el Pueblo del Buen Pan, analizando su medio ambiente, sus elementos sociales, sus formas de vida materiales, como la base económica, en este caso basada en la produción del pan, la tecnología basada en la experiencia de siglos, los objetos que usa, los sistemas de transporte, siendo las caballerías que no hace muchos años existian en el pueblo, para el transporte del pan y que era un medio de producción de abono orgánico que luego enrequecía las tierras para producir los granos que florecían como el trigo. Su concepto del honor, donde la palabra era ley y los actos comerciales de compras y ventas se sellaban con un apretón de manos al que ninguna de las partes faltaba pués si fallaba perdía todo el valor personal ante la sociedad, asi como los derechos entre el hombre y la mujer los cuales se conservaron en igualdad através de los siglos, pués en los trabajos de la panadería ejercian indiferentemente las mismas faenas y la economía familiar era administrada al unisono por ambos o quiza un poco más por la mujer; Hoy que tanto se reclama la igualdad de la mujer nuestros panaderos lo vienen ejerciendo desde la época celta en que ese pueblo del que descendemos tenía como iguales al hombre y a la mujer y que al ser imvadidos por Roma han derogado las constumbres o Leyes de los Celtas por las nuevas Leyes de Roma. En las familias panaderas ha seguido observandose las Leyes Celtas de igualdad entre el hombre y la mujer para bien de las familias. Siendo de destacar la cantidad de palabras que en el argot panadero no hace muchos años seguían utilizando nuestras panaderas. Así tallo, crecedoiro, fenda, artesa, andar, tenda, pá, pedir a vez, pá de andar, pá de enfornar, pá dos bolos,celemin, tega, peneira, cribón, levedar, formento, vasoiro, vincallo, hucheira, rapa, tender da primeira , tender da 2ª ou da 4ª( si la materia prima, el trigo, no era buena había que darle más tendas o vueltas); vacuo ( adjetivo del latín vacúus, vacío, falto de contenido).

Cuanta historía a través de estos siglos guardan los viejos hornos y molinos que hoy olvidados en su mayoría duermen en el sueño de la paz, lo mismo que los forjadores de las historias contadas en sus recintos, también lo hacen en ese País de eterna paz al que poco a poco todos nos encaminamos siguiendo el viejo camino de la Ruta de la Plata como unos peregrinos más.

FDO.: ANGODA

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